Es un hecho que, en relación a la Pandemia por Covid 19, o Coronavirus, como ordinariamente lo nombramos, estamos viviendo una experiencia sorpresiva, completamente nueva, que a los adultos nos ha creado diversas experiencias que pueden ir desde la incertidumbre, el miedo, la angustia o ansiedad, hasta la claridad de que también esto pasará. Mientras así suceda, es necesario contar con los necesarios recursos físicos, materiales, psicológicos y emocionales y, por supuesto, la elemental información médica. En este ambiente la tarea de ser papa y mamá, o cuidadores de niños, niñas y adolescentes ha dado un giro muy importante: mientras en tiempos ordinarios la mitad del día estaban en sus escuelas, cuando así les era posible, ahora permanecen en casa todo el día.
La particularidad de esta situación requiere de padres, madres y cuidadores un añadido del manejo más allá de lo que acostumbraban en el día a día y que supone una tensión a la convivencia familiar, generado dudas sobre el qué es lo adecuado y cómo abordar la contingencia, qué decir o qué no decir, qué hacer o qué no hacer con sus hijos e hijas.Los mismos niños, niñas y adolescentes se ven sometidos a una situación especialmente estresante que desafía sus rutinas y genera una limitación en la realización de sus actividades.
Por lo tanto es necesario no olvidar mantenerlos informados de la situación que vivimos, para reducir sus fantasías acerca de lo que sucede. Ellos tienen una sensibilidad que les hace detectar que algo no está bien y es importante que la explicación que se les brinde sobre el aislamiento y coronavirus sea veraz y ajustada a su edad.
¿Cómo hablar con niños, niñas y adolescentes?
Es comprensible que el mismo adulto pueda tener dudas sobre lo que estamos viviendo, sin embargo, tiene certezas que serán importantes de tomar en cuenta, para explicarle a niños, niñas y adolescentes qué estamos viviendo, qué está sucediendo, qué es el coronavirus, por qué no podemos salir de casa, qué tenemos que hacer, etc.
Conviene preguntar siempre qué es lo que saben antes de abordar el tema directamente y responder todas las dudas que nos planteen. Ellos marcarán el ritmo de la conversación y en función de cómo vaya respondiendo, el adulto guiará la información.
Hablar con un lenguaje claro y sencillo, asegurándonos que el pequeño o adolescente nos está entendiendo. Es importante tener claro que el abordaje será diferente de acuerdo a las edades, y que es diferente también una conversación con adolescentes.
¿Qué información conviene darles?
Consideremos que niños, niñas y adolescentes están expuestos a una mayor cantidad de información a través de las redes sociales y medios de comunicación. Por eso es muy importante iniciar con preguntar sobre lo que saben y cómo han obtenido la información.
Y aclarar las dudas o corregir la información.
No se trata de sobre informar, pero tampoco desinformar u ocultar información.Responder todas sus dudas ayudará a disminuir la incertidumbre y ayudarles a generar seguridad.
Por lo que será importante que entre los adultos al cuidado de los pequeños y adolescentes haya una previa conversación que los lleve a tener un consenso y, también, plantear si hay diferencias y cómo van a atender esas diferencias, ya sea buscando información, preguntando a los especialistas o acordando cómo van a resolver esas diferencias.
Por lo que será muy importante mostrarse abiertos a resolver las dudas que surjan.
¿Qué información conviene darles?
Consideremos que niños, niñas y adolescentes están expuestos a una mayor cantidad de información a través de las redes sociales y medios de comunicación. Por eso es muy importante iniciar con preguntar sobre lo que saben y cómo han obtenido la información.
Y aclarar las dudas o corregir la información.
No se trata de sobre informar, pero tampoco desinformar u ocultar información.Responder todas sus dudas ayudará a disminuir la incertidumbre y ayudarles a generar seguridad.
Por lo que será importante que entre los adultos al cuidado de los pequeños y adolescentes haya una previa conversación que los lleve a tener un consenso y, también, plantear si hay diferencias y cómo van a atender esas diferencias, ya sea buscando información, preguntando a los especialistas o acordando cómo van a resolver esas diferencias.
Por lo que será muy importante mostrarse abiertos a resolver las dudas que surjan.
¿Los niños, niñas y adolescentes también se ven afectados emocionalmente?
Sí es así, ¿Qué podemos hacer?Así como los adultos estamos viviendo una serie de emociones consecuente con esta situación como irritabilidad, incertidumbre, miedo, ansiedad, los niños, las niñas y los adolescentes también están viviendo diferentes emociones y sentimientos, por lo que es necesario saber esto y, como adultos estar atentos a estas situaciones y saber qué hacer.
Sin embargo, la forma de expresar es diferente entre adulos y niños. Los niños y niñas tienden a expresar de manera más natural: lloran, se irritan, se enojan. A veces pueden expresar su tristeza o miedo a través de un mal comportamiento. Y tendríamos que tener presente que un niño que se “porta mal” es porque se siente mal. Las comillas indican que habrá que estar muy claros qué entendemos los adultos y qué entienden ellos por portarse mal. Tocará a padres y madres dejar muy claro esta definición.
Conviene entonces estar alerta a las reacciones de niños, niñas y adolescentes. Identificar, reconocer, poner nombre a los sentimientos y hacerles saber qué es lo que están sintiendo, aceptar y valorar sus sentimientos dará un recurso enorme a los pequeños y a los adolescentes, que les permitirá recuperase y continuar. Ofrecer un espacio privado para un desahogo, ayudará a que niños, niñas y adolescentes se sientan mejor.
¿Es necesario cambiar las normas y reglas de convivencia en la familia?
La sorpresa con la que estamos viviendo esta situación, así como lo nuevo que trae consigo lleva a que niños, niñas y adolescentes también lo vivan así. Por lo que es necesario que haya certeza en algunas de las áreas de la vida diaria. Ellos necesitan de normas y reglas claras, así como del conocimiento acerca de qué sucede cuando no se cumplen. Por lo tanto, es necesario que se establezcan nuevas reglas, nuevas normas, derivadas de la forma de convivencia actual.Conviene establecer horarios y espacios de vida estructurados: comidas y lugar de las comidas, hora de hacer actividades escolares y de estudio, horas de juego y entretenimiento, hora para hablar entre familia. Si son muy pequeños, se pueden hacer horarios con dibujos o con recortes de revistas. Hacer participar a toda la familia ayuda mucho al respeto y seguimiento de estas reglas y normas.
Hacer una lista de actividades que hacen que el hogar y la familia funcionen y haya mayor armonía, estableciendo quiénes serán responsables de cada actividad. Vestirse con ropa cómoda, sin permanecer en pijama todo el día. Hacer acuerdos sobre el tiempo y tipo de uso de redes sociales y aparatos como video juegos, televisión, celulares para tener un uso adecuado y no perjudicial.
Todo esto facilitará y favorecerá una convivencia familiar más sana y más armónica en estos tiempos de contingencia.